sábado, 20 de abril de 2024

Hechos y deshechos

 


I

Una vez me enteré de que Rómulo Betancourt en conversación con su amigo Germán Carrera Damas le planteó una pregunta que seguramente venía rondado en sus pensamientos desde hacía tiempo.

Me aventuro a plantear que esa pregunta era para Betancourt un atrevimiento que requería vencer pudores de hombre público para mostrar la intimidad inevitable en el hombre privado. 

Una especie de apertura del alma.

Según refirió el Doctor Carrera, Rómulo le inquirió sobre su opinión, basada en su incuestionable autoridad como estudioso y profundo analista de la Historia de Venezuela, en cuanto a si él, Betancourt, podría ser considerado como un personaje histórico.

Confiesa Carrera Damas que el planteamiento le llevó a meditaciones y consultas, a investigaciones historiográficas sobre la vida de este personaje, sin duda tan importante en el devenir venezolano y latinoamericano de esos tiempos, para tratar de ofrecer una respuesta apropiada y justa a su amigo.

Sus conclusiones fueron a parar, como tanto de la lucidez de Carrera, a un libro que no pudo titular de otra manera: Rómulo histórico.


II

Creo que esa inquietud refleja claramente uno de los rasgos más característicos del político verdadero, de quien se entrega totalmente a la búsqueda del poder para volcar su quehacer a atender las necesidades de la sociedad en que vive, conciliando los infinitos intereses contrapuestos que pugnan por prevalecer por encima del bien común.

Intuimos que es una tarea titánica.

El rasgo al que me refiero es la ambición.

Me parece que todo político verdadero es ambicioso de trascendencia, porque “pasar a la historia” es la única remuneración válida para un oficio tan ingrato.

No cabe duda, en mi opinión, de que ya para este momento del siglo XXI, está confirmado el carácter histórico de Don Rómulo.


III

En los oficios públicos hay funcionarios de carrera, que despliegan sus actividades laborales cumpliendo con tareas dentro de la estructura del Estado, para asegurar una cierta continuidad de las ejecutorias requeridas para la servidumbre pública más allá de los avatares del llamado juego político. 

Son imprescindibles para la existencia administrativa.

Se trata de una considerable masa de personas que entran y salen de los cargos básicamente por el mecanismo del “nombramiento”.

Independientemente de sus méritos, la gran mayoría de ellos, son olvidados por la burocracia una vez que la abandonan.

¿Quién recuerda, si lo supo alguna vez, el nombre de aquella persona atenta y eficiente que le atendió cuando fue a gestionar su pasaporte, o como se llamaba el Director de rentas en el Ministerio de Finanzas hace dos o tres años?


IV

Entre los electos y los nombrados se cuelan con lamentable frecuencia, para teñirlo todo de inmerecido desprestigio, unos seres despreciables cuyo valor primordial, como opuesto del de la sana ambición, es la codicia.

Suelen asumir posturas casi siempre de estilo barroco con las que pretenden reflejar intereses de la buena política, cuando en realidad están disfrazando sus intenciones fraudulentas.

El poder, en vez de enaltecerlos, los degrada.

Se precipitan al abismo intoxicados por la avaricia y se hacen abusadores perversos, invertidos Midas que trastocan su momento y lo convierten en una tragedia que puede afectar a muchos.

Atropellan todo, dando continuos traspiés de beodos intoxicados por los licores del dinero mal habido y de la fuerza desmedida.

Nunca perduran estos personajes. 

Su “estrella”, de falsa luminosidad, decae muy pronto, casi siempre de manera inconveniente para ellos mismos.


V

En algún momento, mientras los históricos crecen en la memoria de los pueblos y los funcionarios se envuelven en la calidez de la gente agradecida por sus servicios, los corrompidos quedan desnudados y, ya desprovistos de sus disfraces, se diluyen en el detergente del desprecio.

1 comentario:

  1. Lamento mucho lo de Blanca, se que significará mucho para ti. Que descanse en paz.
    Leeré nuevamente el escrito, siento que te adentraste varias capas de profundidad y me quedaron dudas en el camino, igualmente te felicito por hacer reflexionar. Un abrazo

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