sábado, 7 de octubre de 2017

María la Bollera



¿Quién tiene la culpa?
María la Bollera…
Ricardo Portillo


En los setentas venezolanos del siglo pasado la gaita, esa expresión de zulianidad que acabó envolviéndonos a todos, tuvo un momento de renovación que marcó una agrupación histórica: Guaco.
Y en 1976, colado en esos predios, un gaitero de estatura, Ricardo Portillo, nos regaló la primera de muchas y buenas versiones de su María la Bollera.
La canción discurre, picaresca, por varias estampas populares que tienen de protagonista a María la Bollera, preguntándose entre estrofas, “¿quién tiene la culpa?”.
Pues bien, aquí me encuentro más de cuarenta años después, oyendo el estribillo una y otra vez, solo que sin las sonoridades pegajosas de la buena gaita, ni la solución de la Bollera.
Escucho diariamente que la culpa es de la guerra económica, o del bloqueo, o de El Niño, o de la derecha, o el imperialismo, o, o, o…
Alguien o algo, siempre externo a quienes tienen las responsabilidades de gobierno y de administración pública, tiene la culpa de todas las miserias y tragedias de Venezuela.
No hay manera de que los personeros de este circo mal montado asuman la responsabilidad de nada.
En mi recorrido he aprendido algunas cosas sobre los comportamientos de las personas y de los ensayos para entenderlos. Uno de esos tiene que ver con esa forma particular de pretender escudar cualquier falla, deficiencia o error, con el señalamiento de “culpables” que, obviamente, no son nunca las personas que aparecen claramente envueltas en el desatino. Siempre son otros quienes tienen la culpa.
Aprendí a distinguir en eso una manera de disfrazar la propia incompetencia, la incapacidad para atender cualquier cosa con un mínimo de eficacia, la inhabilidad para entregar resultados. Se les hace más fácil a este tipo de personajes señalar a otros que mirarse a sí mismos, y eso es signo de extrema pobreza espiritual.
En manos de gente así, no es de extrañar que marchemos tan a la deriva.
Si no por otros motivos, que también los hay en abundancia, esto nos debería bastar para encontrar la manera de cambiar esa dirigencia de incompetentes.

Hay que estar pendientes, porque María la Bollera anda suelta y alborotada!!