lunes, 6 de enero de 2025

¿Post o Neo democracia?



Voy aprendiendo que el significado de las palabras se transforma con el correr del tiempo y la evolución de las sociedades, que les van incorporando matices para adecuarlas a las realidades de su contemporaneidad y al reflejo de sus intereses.

Me parece que una de esas transformaciones que va apareciendo recientemente es la del término democracia, que refiere una concepción de forma de gobierno, pero que, al solidificarse la concepción burguesa del mundo, ya no pudo separarse de la idea de virtud y practicarse como un valor cívico.

Esa particular definición de democracia lleva poco menos de tres siglos de vigencia y ahora parece que empieza a adentrarse a un terreno diferente, porque no suena igual cuando sale de la boca de un liberal, que de un conservador; definitivamente no tiene el mismo sabor cuando la proclaman autócratas o tiranos.


Pero el caso es que todos la pronuncian, la necesitan formando parte de sus idearios, la democracia empieza a aparecer como una especie de diosa en cuyos altares se sacrifica toda clase de corderos.


Se dice que Abraham Lincoln se refería a ella cuando definió lo que él consideraba la justificación de la guerra civil, en su breve discurso de Guettysburg: Gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo.


Y aquí aparecen las dos nociones claves que deben sustentar el concepto, uno de manera explícita y otra de manera implícita.


Explícitamente se habla de pueblo y es importante detenernos en este término cuyo significado también evoluciona.


Pueblo es el grupo de personas que tienen capacidad para decidir autónomamente sobre los asuntos comunes que les conciernen.


Es decir, que quienes no tienen la capacidad de participar con base en su propio criterio sobre algo que les afecta, no son pueblo.


Se trata de un concepto excluyente (pensemos, por ejemplo, que hasta ya entrado el siglo XX, las mujeres no podían votar; o que en aquella guerra cuando Lincoln daba su discurso para inaugurar un cementerio, los negros estadounidenses eran esclavos en una porción grande del territorio), que a fuerza de luchas y grandes sacrificios se ha ido ampliando para incorporar más gente progresivamente. Hoy sería difícil pensar que algún sector de la sociedad no forma parte del pueblo. Pero no siempre fue así.


Implícitamente subyace en la definición, y por ende en la idea de democracia, el concepto de libertad.


Quiero decir que solamente es posible que el pueblo tenga la capacidad de darse el gobierno que requiere para atender sus necesidades comunes y ejercer de mandante sobre ese gobierno, que debe rendirle cuentas, si es libre de pensar, deliberar y elegir a los gobernantes, y de relevarlos cuando lo considere.


Es decir, libertad para darse instituciones que regulen la convivencia social y gobernantes que funcionen dentro de ellas.


Pero el mundo gira y los tiempos cambian.


Aparecen nociones que se dicen democráticas pero que reinterpretan los componentes de la definición: pueblo y libertad.


Y entonces solamente es pueblo quien sigue los postulados de los gobernantes, porque la disidencia es perseguida.

Y los inmigrantes pierden la posibilidad de ser pueblo.

Y los diferentes, por cualquier razón, pueden ser perseguidos con alguna justificación.

Y las instituciones se hacen maleables para ajustarse a las necesidades de los gobernantes.

Y se puede perseguir a la prensa.

Y se pueden encarcelar a personas sin procesamiento.

Y se puede ser culpable sin pruebas.

Y…


Creo que van apareciendo dos caminos en la evolución de la democracia: uno hacia algo distinto, que no se cómo será, que rompa definitivamente con la creencia de que ella es un valor y la cambie radicalmente (postdemocracia); otro que la acompañe en una profunda revisión de sus puntos débiles y encuentre los mecanismos para robustecerla y favorecer que se afiance y se proyecte, renovada, hacia un largo futuro, que asegure la paz (neodemocracia).