sábado, 20 de marzo de 2021

Jezero



Para alguien de mi tiempo es, sencillamente, algo que toca lo maravilloso.

Es difícil describir lo que pasa en mi interioridad cuando me encuentro ante lo irrefutable de los logros humanos, en desafío a todo lo que es todavía inconcebible para la inmensa mayoría.

A Marte hemos intentado llegar más de cincuenta veces en los últimos sesenta años, no siempre con éxito, pero cada vez con mayor precisión.

¿Qué buscamos?, ¿qué justifica el gigantesco esfuerzo?


Podrían pensar algunos que se trata de un derroche, que esas ingentes cantidades de dinero, esos despliegues de talento, de ciencia básica y aplicada, podrían y debían estarse usando en beneficio de nuestro planeta; en optimizar y preservar nuestro habitat, en hacerlo mejor para las futuras generaciones y asegurar el porvenir de la especie, que sabemos amenazado. 


Pero es que, entre otros rasgos, somos una especie curiosa y, probablemente, ese es uno de los ingredientes de nuestro ingenio, y de los motivos por los que prevalecemos por encima de todas las adversidades, y sentimos que dominamos el planeta.


Somos insaciablemente curiosos y no podemos contener ese impulso primario a hurgar, a escudriñar lo que está más allá de nuestros sentidos.


La nave Perseverance amartizó exitosamente hace pocas semanas y, de una vez, comenzó a enviar imágenes.


El sitio de llegada: el cráter Jezero (lago, en las lenguas eslavas), bautizado así por las similitudes que parece tener ese sitio de Marte con ese punto de la Tierra donde hay un pueblecito humilde a orillas de un lago. 


Es decir, que presumimos que allá, alguna vez hubo un lago, hubo agua.


Y donde hubo agua, intuimos, hubo vida, con alguna forma.


Entonces se abre la disyuntiva de nuevo.


¿Buscamos vida fuera de la Tierra? o ¿queremos saber si es posible reactivar condiciones de sostenimiento de vida fuera de nuestro planeta?


Jezero queda en Bosnia. Se trata de un pequeño pueblo, rodeado de un hermoso paisaje.


En Jezero, las heridas de una guerra terrible están todavía frescas y los temores de sus habitantes aún deben perturbar su sueño…